Corría el año 2005 cuando nace el “Modelo de Procesos para la Industria del Software” en México, mejor conocido como MoProSoft. A mi juicio un movimiento muy acertado por parte del gobierno y donde tuve la fortuna de hacer mis pininos en estos temas participando en la que fuera la 5ta o 6ta empresa verificada en este modelo y posteriormente donde por casualidades del destino me iniciaría como consultor en esta área.
A raíz de esto nace el interés y se viene una ola de adopción de dicho modelo en todo el país dándole un impulso tremendo al tema de los procesos y buenas prácticas en la industria del software.
MoProSoft hecho a la medida de la realidad mexicana de pequeñas y medianas empresas sin ningún tipo de buenas prácticas en prácticamente ningún nivel del organigrama, un modelo que abarca desde los directores y socios, pasando por las gerencias y hasta llegar a la operación y desarrollo.
De nada nos valía un CMMI cuando la dirección y RH estarían descuidados.
Un trabajo para aplaudir encabezado por la Dra. Hanna Oktava y su equipo en la UNAM por ordenes de la Secretaría de la Economía y que a través de un organismo llamado PROSOFT empiezan a difundir y apoyar la implementación de MoProSoft brindando la posibilidad de dar “un porcentaje” de los recursos económicos a quienes lo soliciten con un mínimo de requisitos, excelente estrategia que trajo consigo un crecimiento exponencial en los números en el corto plazo.
Como era de esperarse empiezan a nacer por doquier negocios dedicados a la consultoría para la implementación de estos modelos, los números siguen creciendo, la labor de venta era realmente fácil, simplemente nadie quería quedarse fuera de esta ola; fue realmente una época caracterizada por un interés inusitado por la implementación de procesos en la industria de software en México.
La mayoría eran pequeños negocios, podría sonar absurdo, pero incluso organizaciones de solo un par de personas se vieron beneficiadas por las buenas prácticas. El mercado siempre ávido en busca de los más altos estándares pronto se vio en la necesidad de exigir apoyos para modelos con reconocimiento internacional como CMMI, los negocios no crecían, seguían siendo pequeñas empresas pero las habilidades de ventas de las casas consultoras hicieron de las suyas.
Es México y los rumores corrían sobre el uso de los recursos, proyectos aprobados e incluso niveles regalados. Dicen que cuando el rio suena es porque agua lleva.
Al día de hoy los apoyos se han terminado. De que valen las buenas prácticas cuando un gran número de empresas verificadas no han logrado ni siquiera sobrevivir y de la mano se extinguió el negocio de la venta de procesos. Al parecer no hubo buenas prácticas que lograran institucionalizar el valor de un buen proceso y el valor de una consultoría de calidad por encima de la venta de un proyecto y el beneficio de un apoyo gubernamental.
Soy un fiel creyente de los procesos y aún creo que lo mejor está por venir para México en esta área, pero esta vez no será una moda por obtener recursos, sino la necesidad de competir será lo que motive una nueva ola y auge de los procesos en la industria del software.